lunes, 26 de mayo de 2014

Lectura y actividades

Esta lectura os va a gustar mucho, ya que últimamente estáis muy charlatanes, leedla y mirad vuestro correo electrónico, os he enviado unas preguntas sobre el texto que me debéis enviar cada uno.
 

El código secreto


¿Os habéis fijado en que hablar con los compañeros en clase es muy difícil? Se puede hablar con el compañero de al lado; pero, aunque lo hagas muy bajo, la maestra siempre te oye y te dice: «Como tiene tantas ganas de hablar, salga a la pizarra; ¡ya veremos si es igual de charlatán!». También se pueden mandar papelitos, pero, casi siempre, la maestra ve pasar el papel y hay que llevárselo a su mesa, y como lo que hay escrito es «Rufo es idiota, pásalo» o «Eudes es feo, pásalo», la maestra nos deja castigados.
Por eso esta mañana, en el recreo, nos pareció formidable la idea que nos contó Godofredo:

–He inventado un código secreto que solo entenderemos nosotros.

Y nos lo enseñó. Para cada letra se hace un gesto. Por ejemplo, el dedo en la nariz es la letra a; el dedo en el ojo izquierdo es la b; el dedo en el ojo derecho es la c. Hay gestos diferentes para todas las letras: se rasca la oreja, se frota la barbilla, se dan palmadas en la cabeza, y así hasta la z, en la que se bizquea. ¡Formidable!

Clotario no estaba muy de acuerdo y prefería esperar al recreo para decirnos todo lo que tuviera que decirnos. Y Agnan, claro, no quería saber nada. Como es el primero de la clase y el ojito derecho de la maestra. Pero los demás pensamos que el código estaba muy bien.
En clase, la maestra nos dijo que sacáramos los cuadernos y copiáramos los problemas del encerado para hacerlos en casa. Mientras ella escribía, nos volvimos todos hacia Godofredo, que estaba sentado al final de la clase, y esperamos a que empezara su mensaje. Entonces Godofredo se puso a hacer gestos. Era muy divertido verlo metiéndose los dedos en las orejas y dándose palmadas en la cabeza.

El mensaje era larguísimo y no podíamos copiar los problemas. Godofredo hizo s rascándose la cabeza, t sacando la lengua, abrió mucho los ojos y se paró. Todos nos volvimos y vimos que la maestra miraba a Godofredo.
–Sí, Godofredo –dijo la maestra–. Estoy viendo cómo hace payasadas. Levántese;
se quedará sin recreo.


A la salida de la escuela esperamos a Godofredo, que estaba muy enfadado.

–¡Dejadme en paz! –gritó Godofredo–. Y, además, ¡se acabó lo del código secreto!
Después, Godofredo nos explicó su mensaje. Nos había dicho: «No me miréis todos así; vais a hacer que me castigue la maestra».

Los amiguetes del pequeño Nicolás (Adaptación)
René Goscinny
 
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