El código secreto
¿Os habéis fijado en que
hablar con los compañeros en clase es muy difícil? Se puede hablar con el
compañero de al lado; pero, aunque lo hagas muy bajo, la maestra siempre te oye
y te dice: «Como tiene tantas ganas de hablar, salga a la pizarra; ¡ya veremos
si es igual de charlatán!». También se pueden mandar papelitos, pero, casi
siempre,
la maestra ve pasar el papel y hay que llevárselo a su mesa, y como lo que hay
escrito es «Rufo es idiota, pásalo» o «Eudes es feo, pásalo», la maestra nos
deja castigados.
Por eso esta
mañana, en el recreo, nos pareció formidable
la idea que nos contó Godofredo:–He inventado un código secreto que solo entenderemos nosotros.
Y nos lo enseñó. Para cada letra se hace un gesto. Por ejemplo, el dedo en la nariz es la letra a; el dedo en el ojo izquierdo es la b; el dedo en el ojo derecho es la c. Hay gestos diferentes para todas las letras: se rasca la oreja, se frota la barbilla, se dan palmadas en la cabeza, y así hasta la z, en la que se bizquea. ¡Formidable!
Clotario no estaba muy de acuerdo y prefería esperar al recreo para decirnos todo lo que tuviera que decirnos. Y Agnan, claro, no quería saber nada. Como es el primero de la clase y el ojito derecho de la maestra. Pero los demás pensamos que el código estaba muy bien.
En clase, la maestra nos dijo que sacáramos los cuadernos y copiáramos los problemas del encerado para hacerlos en casa. Mientras ella escribía, nos volvimos todos hacia Godofredo, que estaba sentado al final de la clase, y esperamos a que empezara su mensaje. Entonces Godofredo se puso a hacer gestos. Era muy divertido verlo metiéndose los dedos en las orejas y dándose palmadas en la cabeza.
El mensaje era
larguísimo y no podíamos copiar los problemas. Godofredo hizo s rascándose la cabeza, t sacando
la lengua, abrió mucho los ojos y se paró.
Todos nos volvimos y vimos que la maestra miraba a Godofredo.
–Sí, Godofredo –dijo la
maestra–. Estoy viendo cómo hace payasadas. Levántese; se quedará sin recreo.
A la salida de la escuela esperamos a Godofredo, que estaba muy enfadado.
–¡Dejadme en paz! –gritó Godofredo–. Y, además, ¡se acabó lo del código secreto!
Después, Godofredo nos explicó su mensaje. Nos había dicho: «No me miréis todos así; vais a hacer que me castigue la maestra».
Los amiguetes del
pequeño Nicolás (Adaptación)
René Goscinny
© 2009 Santillana Educación, S. L.
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